El consultorio del Médico. Jaume Padrós
El doctor Internet
Afortunadamente, el acceso al conocimiento se ha ido democratizando de una manera notable en las últimas décadas. La aparición de internet, la red de las redes , con las herramientas asociadas ha permitido que todo el mundo desde cualquier lugar del mundo y en todo momento pueda acceder a las fuentes antes reservadas solo a minorías expertas o privilegiadas. Disponer de información ayuda en el empoderamiento personal, sin duda. Sin embargo, sin una buena formación conceptual y un mínimo espíritu crítico que proporcionen capacidad de comprensión y de análisis y de uso adecuado de la herramienta informativa, esta puede convertirse, paradójicamente, en un enemigo.
En el ámbito asistencial, los dispositivos de internet han estado y son inestimables. Con todos los inconvenientes, son un buen ejemplo de como con un buen diseño las tecnologías y sus instrumentos pueden ser unos grande aliados para la mejora de la comunicación de los profesionales y pacientes y de la gestión clínica.
La relación médico-paciente ya se encuentra condicionada por la inclusión de las tecnologías. Cada vez son más las personas que acuden a la consulta con una información previamente adquirida por estas vías o que complementarán después de un acto asistencial. Con frecuencia, incompleta o falsa. Sin embargo, en todo caso, estará influyendo en sus decisiones y, demasiado a menudo, generando incertidumbres, expectativas equívocas y angustias innecesarias. La clave de la cuestión radica en la fiabilidad de las fuentes consultadas y en el discernimiento del lector.
Aceptando esta realidad, de la que los médicos somos a menudo víctimas también, es fundamental contar con fuentes de referencia fiables, sellos de acreditación de contenido (en Europa tenemos la catalana Web Médica Acreditada, WMA) y otros entes de interés público que ayuden en este objetivo. Sin embargo, todavía lo es más ayudar a formar a las personas en el acceso apropiado y en el fomento de su sentido crítico delante a la información y los contenidos que encuentra. Desmontar las falsedades presentes en las redes no es fácil, pero los pacientes tienen que poder contar con la evidencia científica, la experiencia clínica, las buenas prácticas, la reputación y el auctoritas de los autores y las fuentes. Todo eso se lo puede proporcionar su médico de confianza, el pilar principal.